Sunday, 5 April 2020

LAS VICTIMAS COLATERALES DEL COVID-19






















El súbito aumento de los casos en República Dominicana, la escalada de la curva que el gobierno trata de aplanar, ha llevado a priorizar la batalla contra el desconocido Covid-19 y derivar o aplazar intervenciones o atenciones en el país para no saturar los hospitales o poner en riesgo a pacientes vulnerables.


«Las unidades de cuidados intensivos de pequeños hospitales se están convirtiendo en unidades de cuidados intensivos del Covid-19 para que los grandes centros puedan respirar»,

Los médicos evalúan caso por caso, teniendo en cuenta los riesgos para el paciente y las circunstancias del centro en cuestión. En algunos, ahora mismo, la prioridad es conseguir material de primera necesidad para prevenir contagios entre pacientes o entre los propios sanitarios.

Respecto a las edades de las víctimas, se puede decir que el Covid-19 no respeta ningún grupo etario, aunque la mayoría de las muertes se concentran por encima de los 50 años. 


Los profesionales médicos, a quienes la sociedad aplaude a diario, siguen sumando bajas por Coronavirus. La tasa de infección afectados por la pandemia en este grupo es preocupante afectados por la pandemia, según la Agencia Efe.

La desolación es total cuando ven a los enfermos de Covid-19 y otras personas en situaciones graves -como pacientes oncólogos críticos, que sufren de diabetes, que necesitan diálisis, VIH positivos, niños y jóvenes con enfermedades congénitas-, en total soledad, aislados forzosamente de todo y todos.

Una de las cosas más traumáticas de este periodo que nos ha tocado vivir,  es el hecho de que los vínculos familiares se hayan puesto en una situación extrema. Nos  enfrentamos a un gran dilema a diario: cómo ayudar a familiares en la lejanía, arriesgándonos a no volver a verles nunca más. Incluso a no poder darles el último adiós. En todo el globo terrestre personas han sido imposibilitadas de despedirse de sus muertos…  «Esto es terrible».

En esa circunstancia, una pregunta se repite en todas las conversaciones: ¿cuándo acabará todo eso? Y, sobre todo, ¿cuándo podré volver a abrazar a mis familiares?

Hasta ahora la gente está respondiendo de una manera muy importante. La actitud dominicana es muy abierta, muy de contacto social, y lo que propicia esta situación es totalmente lo contrario: la peligrosidad del contacto.

Lo previsible es que se resienta de forma importante en las próximas semanas, particularmente en las áreas más afectadas donde las unidades de cuidados intensivos de los hospitales están saturadas por el número de pacientes críticos afectados por el Covid-19 que tienen que asistir.Los médicos no tienen material, no tienen mascarillas, no tienen guantes, no tienen medicamentos, no tienen nada. Están trabajando prácticamente con las cosas que poden encontrar.

Están viviendo la situación más difícil de sus vidas. Ya tiene que decidir de manera NO Oficial, quien vive y quien no. Eso no les enseñaron en la Universidad. Les enseñaron a salvar vidas, pero no a eligir cuales. Efectos colaterales que perdurarán para siempre en sus memorias.

Desde la comunidad médica, cada vez se escuchan más voces de alarma y preocupación, ante una crisis que les desborda. La complicada situación a la que se enfrentan a diario entre las dudas sobre el virus y la falta de equipos, y los riesgos al tratar a pacientes con Covid-19 y otros que no lo tienen, pero podrían contagiarse.


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